¿Sabes porqué es necesario establecer límites reglas y estructura a los niños?

Hay tres razones fundamentales:

  1. Para lograr la autodisciplina: ¿te imaginas lo que sería de tu vida si tuvieras que depender siempre de alguien más que te dijera lo que debes hacer cada segundo?
  2. Para aprender las reglas sociales: nos guste o no vivimos en una sociedad que tiene reglas y si el niño no aprende esas reglas no va a lograr adaptarse y por lo tanto ser feliz
  3. Para tener una convivencia adecuada con las personas a su alrededor: de lo contrario sería el niño rechazado (el típico “higadito” que nadie tolera) y que muchas veces no tiene la culpa ya que es así porque no se le enseñó a actuar de una forma diferente

 

¿Haz pensado qué les sucedería a los niños si los padres no limitaran su conducta?.

Serian expuestos al rechazo de niños y adultos que no van a ser tan tolerantes con ellos como sus padres porque no los quieren como sus padres

 

¿Qué es entonces lo que debe limitarse?

Lo que se limita son las conductas no los sentimientos que las acompañan. “El propósito de las reglas es dirigir la energía infantil, no eliminarla”

 

No se le puede decir a un niño que acaba de tener hermanito que no “debe” estar celoso pues con eso el niño tendía dos problemas: Definitivamente está celoso pero además es malo por sentir eso. Por lo tanto no debemos decirle que no puede estar celoso (sentimiento) sino que no puede pegarle al hermanito porque esta celoso (conducta)

 

Para hacer respetar los limites se necesitan 3 ingredientes fundamentales:

  1. Firmeza y suavidad (no movernos del límite pero imponerlo de forma tranquila)
  2. Coherencia (educar con el ejemplo)
  3. Constancia (no pedir un día una cosa y otro día otra)

 

Si fallamos en alguno de estos tres puntos no estamos realmente poniendo límites y dando estructura a los niños y si bien los límites es algo que los niños necesitan más que los padres para ser felices, si no estamos dispuestos a cumplir con estas condiciones más vale entonces no poner ningún limite ya que es peor intentar ponerlos de formas inadecuadas que el que no haya ningún límite. Así que si queremos poner límites hay que ponerlos bien y formar tanto en nuestros hijos como en nosotros mismos “buenos hábitos”

 

La formación de hábitos buenos es esencial para la estructura y logra el perfeccionamiento de los hijos porque les ayudará a formar virtudes que los llevarán a alcanzar su felicidad

 

¿Que son los hábitos?

Son una serie de costumbres, de prácticas que se forman en general cuando una persona hace algo de la misma manera y en el mismo lugar una y otra vez hasta que lo realiza automáticamente sin esfuerzo o planeación.

El desarrollo de los hábitos es la fórmula que permite al ser humano optimizar el rendimiento de todas sus capacidades.

Los hábitos se inician en los primeros años de nuestra vida: “durante la primera infancia se establecen, desarrollan, y fijan los hábitos que tendremos el resto de nuestra vida”.

 

¿Como se logra?

Mediante límites bien dirigidos que eviten el alejamiento emotivo con los niños y que nos ayuden a olvidarnos por completo de gritos regaños.

Los límites “bien dirigidos” son aquellos que no se someten ni a juicio ni a discusión y no son amenazas

 

Los niños y los adultos deben aprender a reconocer, asimilar y acatar las jerarquías, entendiendo que son los adultos y no los niños los que deben poner los límites que les ayuden a los niños a sentirse  seguros y tranquilos gracias a que no se les deja la responsabilidad de elegir sobre las situaciones importantes y determinantes en su vida, y, con el tiempo se van instalando de esta manera buenos hábitos en los niños que les facilitarán adaptarse a la realidad que los rodea.  “Cuando se han formado bien los hábitos al mismo tiempo que se actúa con rapidez se actúa bien”. En decir, los niños siguen las reglas sin que sea necesario recordárselas frecuentemente, pues han adquirido los hábitos y esto mejora notablemente tanto su autoestima como la relación con sus padres.

 

Queda claro entonces que quien debe fomentar y desarrollar los hábitos en el niño son los padres. Ambos padres son, por tanto, el elemento clave en el desarrollo de las actitudes destrezas y aptitudes de sus hijos y los primeros responsables de establecer reglas dentro y fuera del hogar que, a la larga, se convertirán en hábitos.

 

A los hijos les toca hacer suyos los hábitos formados por sus padres y esto se logra mediante la auto disciplina que a su vez se basa en los límites que primero le enseñaron sus padres.

 

La autodisciplina es pues, la capacidad de llevar a cabo una acción por uno mismo, con independencia de su estado emocional y es lo que le permitirá al individuo cumplir satisfactoriamente sus planes y objetivos de vida.

 

Hay cuatro pilares sobre los que descansa la autoestima y son:

  1. Aceptación: es el convencimiento total de ponerse un reto, una meta, una tarea.
  2. Fuerza de voluntad: determinación total a la hora de ponerse a hacer sus obligaciones en excusas y con buen ánimo.
  3. Esfuerzo: es lo que nos permite continuar rindiendo mientras que otros tiran la toalla.
  4. Constancia: es un entrenamiento, un plan inflexible, que, aunque no lo logré en un principio, lo lleva a no rendirse nunca.

 

¿Cómo fortalecer la autodisciplina?.

La autodisciplina es como un músculo cuanto más lo entrenes más fuerte se pone y cuanto menos me entrenas más débiles.

Deberás fortalecer la progresivamente poniendo en tus hijos una carga ligeramente superior cada día.

Es importante que le propongas metas que pueda alcanzar con éxito pero sin un esfuerzo exagerado, y, conforme vayan afianzando sus éxitos, deberás ir incrementando sus cargas y expandiendo su límite hacia arriba.

 

Pero sobre todo, “SERA SUMAMENTE NECESARIO” dejar que experimenten las consecuencias de sus acciones, y para esto, debemos soltarlos y “NO ADUEÑARNOS DE SUS RESPONSABILIDADES”, es decir habrá de dejar que cada quien tome el papel que le corresponde y evitar sobreprotegerlos.

 

Algunos hábitos fundamentales para los niños en los cuales se considera importante poner límites desde pequeños son:

  1. Tiempo: Deberán tener consciencia y respeto del tiempo es decir, enseñarles a ser puntuales y contar con un horario que se especifique por lo menos la hora de levantarse, tomar alimentos, hacer tareas, hacer deporte e irse a bañar y a dormir.
  2. Descanso: Si sus patrones de descanso son alterados también se afecta su conducta, su salud, su rendimiento, su tensión emocional y su confianza en sí mismo por lo que los horarios para dormir no son negociables ni por la propia conveniencia del adulto (no podemos poner las necesidades de los adultos por y sobre las de los niños) y habrá que buscar además que la hora de dormir se haga lo más placentera posible compartiendo una lectura o contar con una rutina que lo prepare mentalmente para anticipar que es hora de dormir así como despertar al niño a la misma hora y hasta antes de los 6 años tener un horario de siesta por la tarde.
  3. Trabajo: Son pequeñas responsabilidades acorde con sus capacidades como llevar la ropa sucia a su lugar, guardar sus juguetes cuando ha terminado de jugar, levantar su plato, etc., intentando que sea una actividad del día a día para que se convierta en rutina lo cual aumenta en el niño su sensación de autonomía, además de ser una excelente herramienta en la construcción de la disciplina pero cuidando de administrar las tareas para que le juego y el trabajo de los niños se equilibren en forma adecuada, al tiempo que se les enseña que su compromiso con la vida familiar incluye su cooperación con el trabajo de la casa, sin recibir pago (como normalmente nos toca a todos). Cuando las tareas se vuelven un hábito, es más fácil para el niño ajustarse a otras actividades que no le son gratas. “Un niño tiene la edad suficiente para limpiar, cuando tiene la edad suficiente para ensuciar”
  4. Estudio: Tener un momento para estudiar (que convenga a todos en casa y que incluya un momento para iniciar y uno para terminar), le va permitiendo paulatinamente la autorregulación, es decir, el proceso por el cual el niño puede responder de una manera exitosa a una demanda, sin depender del medio. Hay que ayudarles a elegir cuándo, dónde y cómo estudiar en un lugar tranquilo, cómodo, bien iluminado y sin distracciones (televisión, juguetes, etc.) y un buen día, notarán que la rutina se ha convertido en hábito: los niños se sentarán en el momento y en el lugar indicado, abrirán los libros y comenzarán a trabajar sin que se les indique, se les presiones, se les insista o se les soborne.
  5. Higiene: No solo tienden a mantener la salud, sino que además, paulatinamente, llevan al niño a adquirir consciencia de su propio cuerpo lo cual es la base del sentimiento de identidad (por lo que es importante el cepillado diario de dientes, el baño diario y el lavado de manos a menudo)
  6. Nutrición: Deberán tener no solo una dieta balanceada, sino además, poder comer por sí mismos (favoreciendo así la atención, concentración, motricidad fina y confianza en sí mismos), en un clima emocional tranquilo, libre de presiones y chantajes

 

Recuerden que la estructura es también la base de la disciplina al aprender que hay un momento y una manera para cada cosa, asimilando a la vez lo que será el cimiento de una vida saludable.

Establecer rutinas precisas le permitirá adquirir confianza en sí mismo y en el medio, responsabilidad, formación de la voluntad, disciplina y comportamientos de autocuidado que lo llevarán a la independencia y a la autonomía, todo lo cual redundará en una más alta autoestima.

“Cada hijo es distinto e irrepetible y tiene una misión en la vida para descubrirla y realizarla, cuenta con el apoyo y la ayuda de sus padres quienes, aún sin proponérselo, son modelos en con sus propias vidas”.

 

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *